En la localidad de San Rafael, se realizó el lanzamiento del proyecto Invernadero Comunitario y Familiar “Unidos por la Tierra”, el que comenzará a ser construido por los mismos habitantes el próximo 20 de febrero y beneficiará a 669 familias.

 

La iniciativa nace a través de la mesa de actores locales del programa Pequeñas Localidades del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, ejecutado por el municipio andino y financiado a través del Fondo Concursable de Protección Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente, que busca apoyar actividades orientadas a la protección, desarrollo sustentable y preservación de la naturaleza.

 

El alcalde Manuel Rivera explica que: “Esto está inmerso dentro de los trabajos comunitarios relacionados con la sustentabilidad, la ecoconstrucción, el compostaje y la reutilización de residuos orgánicos e inorgánicos, pero inserto en este gran proyecto de Pequeñas Localidades que se ganó el municipio el 2018 y que ya se están viendo los frutos en otros sectores. Estos son los proyectos que más nos interesan que son los que surgen desde la misma comunidad”.

 

El proyecto consiste en realizar un espacio comunitario y familiar para el cultivo y producción de hortalizas y plantas medicinales, y además habilitar un punto para desechar los residuos orgánicos donde se generará un sector para la lombricultura y posteriormente utilizar el humus obtenido en la misma huerta. A su vez, se realizarán talleres sobre educación ambiental y sustentabilidad vía online y presencial.

 

Victoria Guzmari, seremi de Medio Ambiente destacó esta importante iniciativa para la zona: “Es un honor estar en una comunidad que no lo ha pasado muy bien en temas de infraestructura, pero que hoy tienen los proyectos desarrollados y están creciendo siempre acompañados de la municipalidad. Es importante que sigan avanzando en educación ambiental con este invernadero, teniendo en cuenta la vocación agrícola que ellos tienen”.

 

De esta forma, el trabajo a realizar favorecerá a toda la localidad de San Rafael, potenciando su desarrollo endógeno y sostenible en el tiempo, generando una comunidad integral e inclusiva donde se utilicen herramientas como la educación ambiental y la agricultura natural urbana para su progreso social, ambiental y productivo.

 

Así lo indica María José Ahumada, vecina y participante activa del proyecto: “Esto nos beneficia en muchos aspectos como tener conocimientos de plantas y aprender el funcionamiento de cada cultivo. La idea es que sea como un trabajo y hacer una producción, entonces también servirá en el sistema económico que nosotros tengamos”.

 

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